La Confianza, un Valor Estratégico
Para empezar a hablar del tema de la presente entrada, comentar que por casualidad han coincidido en el mismo día dos hechos simples de la vida profesional que son los que me han terminado de animar a escribir sobre la confianza como valor de empresa.
Uno, el de una persona que después de haber decidido re-orientar su carrera profesional ha conseguido acceder a un puesto de dirección de Recursos Humanos de cierta relevancia; el otro, la experiencia vivida por un empresario que al coincidir con un antiguo trabajador suyo, ha recibido de éste un sentido abrazo de reconocimiento por el tiempo antaño compartido de trabajo juntos.
¿Dónde puede estar el punto de contacto de ambas situaciones?
Se me ocurre pensar que la confianza en sí misma de la primera persona le ha permitido alcanzar su objetivo y que en el segundo caso, la confianza que el empresario ha conseguido generar en su equipo es la que ha permitido crear el vínculo con quien fue su trabajador. Son dos dimensiones de la confianza de las que más adelante podremos hablar.
En estos tiempos de fomento a ultranza del emprendimiento y en los que se presenta al emprendedor como un perfil adornado de virtudes “arrolladoras”, quizá sea oportuna alguna reflexión sobre aquello que en lo que uno puede elegir (que no es poco) más allá de lo que uno “tiene”. Y es en este punto, donde podemos hablar de la confianza o quizá más bien de la capacidad para generar confianza como un valor clave en la estrategia de cualquier micro-empresa.
Para continuar mi reflexión, no puedo dejar de recomendar el libro La Velocidad de la Confianza de Stephen M. R. Covey (hijo del afamado Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva) que constituye para mí un manual de referencia en este campo y que desde mi modesto punto de vista realiza un análisis preciso de la confianza en el entorno empresarial y de su impacto en la cuenta de resultados de las compañías.
Si retomamos las dos dimensiones de la confianza referidas a partir de los ejemplos, podemos hablar de:
1º) Una confianza personal.
2º) Una confianza en la relación.
El orden es importante, probablemente es complicado trasladar confianza en las relaciones sino se ha trabajado la parte de la propia confianza.
1º) La confianza personal: ¿Tengo credibilidad?
Covey hijo es heredero de los pensamientos de su padre y establece 4 focos para hablar de la credibilidad de una persona.
Dos esos focos están ligados al carácter de la persona, su integridad y sus intenciones; los otros dos están ligados a su competencia, sus capacidades y sus resultados.
Si quisiésemos hacer un autoanálisis intuitivo de cuál puede ser nuestra confianza personal, quizá bastaría con preguntarnos como micro-empresarios cómo estamos en cada uno en estos puntos
- ¿Soy íntegro? Es importante hablar de integridad como sinónimo de coherencia, probablemente lo podemos asociar a honestidad pero no es sólo eso. Ser honesto puede ser condición necesaria pero no suficiente para ser coherente.
- ¿Cuáles son mis intenciones? ¿Están claras y se basan en el beneficio mutuo?
- ¿Qué capacidades tengo? ¿Cuáles son mis conocimientos, destrezas, aptitudes y cómo las utilizo como medio para alcanzar un resultado?
- ¿Qué resultados he alcanzado? ¿Cuál es mi trayectoria y rendimiento?
Este sencillo auto-análisis nos puede dar un amplio abanico de posibilidades de mejora en nuestra confianza personal como micro-empresarios.
2º) La confianza en la relación: El movimiento se demuestra andando
Si somos capaces de generar confianza en alguien de nuestro entorno (profesional o cualquier otro) seguramente será siempre al final por lo que hacemos y no tanto por lo que decimos. Esta afirmación que puede parecer de “perogrullo”, encierra una gran carga de sentido común.
Si seguimos a Covey hijo en sus planteamientos, la forma de generar confianza se apoya en una serie de conductas observables. Estas conductas -que a continuación enumeraremos- se pueden poner en práctica inmediatamente, se basan en nuestra credibilidad personal y se pueden aplicar a cualquier tipo de relación tanto personal como profesional, a saber:
- Hablar claro, implica demostrar integridad y utilizar un lenguaje sencillo.
- Demostrar respeto, significa mostrar interés sincero y cuidar el detalle.
- Crear transparencia es actuar bajo la premisa de “lo que ves es lo que hay”.
- Corregir errores es buscar con humildad remedio a las cosas que no se han hecho bien.
- Mostrar lealtad pretende reconocer las aportaciones de los demás y la confidencialidad en la comunicación.
- Presentar resultados consiste en conseguir que las cosas se hagan bien y a tiempo.
- Mejorar es la búsqueda del aprendizaje continuo.
- Afrontar la realidad nos exige ser valientes y no eludir los temas importantes
- Clarificar las expectativas mediante su concreta comunicación para no dar nada por supuesto
- Practicar la responsabilidad es asumir el protagonismo en la toma de decisiones y acciones que nos conciernen.
- Escuchar primero, con los oídos y con el corazón, es la mejor forma de entender.
- Mantener los compromisos, significa decir lo que se va a hacer y cumplirlo
- Ampliar la confianza conlleva estar predispuesto a confiar, ofrecer nuestra confianza a quien se la ha ganado y equilibrar riesgo y credibilidad en las nuevas posibilidades de confiar en las personas que se nos ofrecen.
Este breve análisis nos puede ayudar a reflexionar sobre la importancia que, para la base de la estrategia de nuestra micro-empresa o proyecto de emprendimiento, puede tener la consideración de un valor fundamental como es la capacidad de nuestra organización para generar confianza no sólo en nuestros clientes sino en todo nuestro entorno profesional de relación.
Nota: Imagen.-Flying without wings by requel legaspino (www.stockvault.net)